Colombia. El mercado de oficinas clase A en Bogotá cerró el segundo trimestre con señales sólidas de recuperación, apuntando hacia un nuevo ciclo de valorización inmobiliaria.
Con una absorción neta de 23.950 m² y una tasa de vacancia que bajó al 9,9 %, el sector muestra un avance significativo en la reactivación de su dinámica postpandemia, marcado por una creciente demanda de espacios eficientes, sostenibles y conectados.
Según el más reciente reporte de Cushman & Wakefield, la evolución positiva del mercado responde, en buena medida, al protagonismo de submercados emergentes fuera del CBD (Central Business District), los cuales están atrayendo mayor volumen de ocupación debido a sus mejores condiciones técnicas y urbanísticas. El submercado NON-CBD lideró por primera vez la absorción del trimestre con 13.270 m², superando a las zonas tradicionales.
Juan Carlos Delgado, Country Manager de Cushman & Wakefield en Colombia, señala que “los ocupantes están migrando hacia espacios más eficientes, funcionales y sostenibles. Bogotá está transitando hacia un mercado corporativo más policéntrico y sofisticado”.
Actualmente, el inventario de oficinas clase A suma 1,36 millones de metros cuadrados, el 90 % de ellos en el corredor CBD. Sin embargo, corredores alternativos como Santa Bárbara, Avenida Chile, Nogal-Andino y Calle 100 se destacan con tasas de vacancia inferiores al 2%, lo que refleja una creciente presión por espacios estratégicamente ubicados y de alto estándar.
En términos de valorización, el precio de renta pedido presentó un incremento promedio del 10% en el último año, alcanzando hasta un 15% en algunos sectores emergentes del noroccidente. Este comportamiento está directamente relacionado con la escasez de espacios de alta especificación en zonas tradicionales y la entrada de nuevos desarrollos en áreas con mayor potencial urbanístico.
“La forma en que las empresas perciben sus espacios ha cambiado radicalmente. Hoy se priorizan entornos funcionales, que inspiren y aporten valor humano, no solo ubicaciones premium”, agregó Laura Acevedo, Broker Senior de Cushman & Wakefield.
Actualmente, Bogotá cuenta con 130.892 m² de oficinas en construcción, concentrados en corredores como Calle 100, Salitre y Nogal Andino. Estos proyectos responden a una demanda que busca cada vez más criterios técnicos avanzados, certificaciones sostenibles y conectividad urbana. A futuro, el pipeline de proyectos asciende a 668.080 m², con entregas previstas para los próximos 7 a 10 años. Esta oferta futura está enfocada en corredores mixtos como Salitre, el Centro y el noroccidente, lo que fortalece una visión de ciudad más distribuida y resiliente.
Desde el frente macroeconómico, el entorno sigue siendo desafiante, pero con señales de mejora. A pesar una reducción moderada del ‑5,0 % en el área licenciada de destinos no habitacionales en abril de 2025, se proyecta una recuperación gradual del mercado inmobiliario. Esto estará respaldado por la disminución en las tasas de interés (actualmente en 9,25%), una inflación moderada del 4,82% y una expectativa de crecimiento del PIB del 2,3% al finalizar el año 2025.
La transformación del mercado de oficinas en Bogotá se enmarca también en un contexto urbano cambiante. Proyectos como la Línea 1 del Metro y el Regiotram están redefiniendo la conectividad y ampliando las posibilidades de consolidar nuevas centralidades empresariales. Aunque estas obras aún no generan consolidación inmobiliaria por sí solas, sí actúan como catalizadores para futuras zonas de desarrollo.
Estos indicadores de la industria muestran un mercado que evoluciona hacia una oferta más moderna, diversificada y alineada con los principios ESG. Bogotá se posiciona como una plaza atractiva para ocupantes que priorizan no solo rentabilidad, sino también bienestar, sostenibilidad y proyección urbana.